Disfunciones visuales y su relación con el rendimiento escolar
El aprendizaje es un proceso multifuncional que involucra diversos factores cognitivos, emocionales y físicos. Dentro de estos factores, la visión juega un papel crucial, ya que el 80% del aprendizaje se realiza a través de la visión. Es decir, la mayor parte de la información que procesamos para leer, escribir, identificar objetos, tomar notas o incluso interpretar gráficas y mapas, depende directamente de la visión.
Por lo tanto, los problemas de visión no solo afectan la capacidad para ver claramente, sino que también pueden interferir con el rendimiento académico. Nosotros, como optometristas bajo el modelo comportamental, realizamos evaluaciones optométricas del procesamiento de la información visual , para poder detectar los problemas visuales y mediante las herramientas adecuadas, como lentes, prismas o terapia visual, solucionar o mejorar dichos problemas, para que no interfieran en el rendimiento académico.
Muchos signos y síntomas de dificultades de aprendizaje -como la falta de concentración, la lentitud al leer, la falta de interés en tareas visuales o la dificultad para seguir el ritmo en el aula- a menudo son similares a los causados por trastornos visuales.
Estos incluyen problemas como:
- Errores refractivos no corregidos.
- Problemas de enfoque (acomodación).
- Disfunción binocular.
- Problemas de movimientos oculares.
- Dificultades de percepción visual.
- Lectura: Los problemas visuales pueden causar dificultad para seguir líneas de texto, omitir y/o confundir letras o palabras, perderse al leer, cansancio o fatiga y dificultades de comprensión lectora.
- Escritura: La mala coordinación ojo-mano puede afectar a una buena caligrafía y a una escritura legible.
- Atención: Las dificultades visuales pueden confundirse con falta de atención, ya que el estudiante evita actividades visuales incómodas.
- Fatiga y frustración: Los problemas visuales pueden llevar a frustración, pérdida de interés y dificultades para concentrarse.
- Impacto emocional: Las dificultades no identificadas pueden generar frustración, baja autoestima y comportamientos de evitación ante actividades escolares.
- Rendimiento general: La fatiga, los dolores de cabeza y el esfuerzo excesivo pueden reducir el tiempo y la calidad del trabajo de un estudiante.
1. Evaluaciones visuales regulares para detección temprana: Se recomienda realizar revisiones optométricas periódicas para detectar problemas a tiempo e identificar las necesidades específicas antes de que afecten significativamente a su rendimiento.
2. Tratamientos específicos:
- Uso de lentes adecuados, prismas o filtros para mejorar el rendimiento visual.
- Terapia o rehabilitación visual para mejorar habilidades como enfoque, movimientos oculares, visión binocular y percepción visual.
3. Ambiente de aprendizaje óptimo: Buena iluminación, posturas ergonómicas y pausas frecuentes en el uso de pantallas.
4. Información y educación sobre el uso de dispositivos electrónicos.
5. Colaboración con educadores: Informar a los maestros sobre las dificultades visuales del estudiante para adaptar las actividades escolares de acuerdo de sus necesidades.
Por este motivo, realizar un examen optométrico completo (no solo refractivo) es esencial para los niños que experimentan un bajo rendimiento escolar. Muchas veces, un problema de visión no diagnosticado puede confundirse con un trastorno de aprendizaje, lo que lleva a malentendidos y retrasos en la intervención adecuada. Si los problemas visuales se abordan a tiempo, es posible que el rendimiento escolar mejore considerablemente, ya que el niño podrá acceder a la información de manera más efectiva y sin las barreras que impone un problema visual no corregido.
En una evaluación interdisciplinar del niño, que generalmente incluye evaluaciones cognitivas, psicológicas y pedagógicas, debe incluirse un examen más completo, un examen optométrico de procesamiento de la información visual. Esto no solo permitirá identificar posibles problemas de visión, sino también proporcionar las herramientas necesarias para corregirlos y mejorar la experiencia de aprendizaje del niño. Al abordar estos problemas visuales, se contribuye a que el niño pueda alcanzar su potencial académico y desarrollar sus habilidades al máximo.