Una nueva investigación sugiere que los movimientos oculares pueden presentarse antes que los movimientos de las manos en acciones que requieren un proceso de toma de decisiones de dos pasos. El estudio se ha publicado en un avance de la edición impresa del Journal of Neurophysiology (JNP).
La mayoría de las personas se enfrentan a diario en su día a día a la toma de decisiones que involucran tanto los sentidos como las habilidades motoras. Por ejemplo, cuando una ardilla cruza la calle, el conductor debe decidir evitar golpearla. Esta secuencia de eventos implica primero tomar la decisión de frenar el coche y luego poner a trabajar las habilidades motoras para ejecutar la acción. La toma de decisiones guiada visualmente en las tareas de movimiento (cómo trabajan los ojos y el cuerpo juntos) es un área en el que no se ha investigado.
Un equipo de investigación de la Universidad de Columbia Británica en Canadá ha estudiado si los movimientos oculares son una consecuencia de la toma de decisiones y son resultado de la toma de la decisión, o si reflejan una elección y se producen antes de que ésta se tomara.
Jóvenes voluntarios de una edad media de 19 años participaron en una actividad de rastreo en la cual una pelota animada se movía por la pantalla de un ordenador. La pelota estaba programada para que entrara en una jaula de bateo en la pantalla u omitirla de forma aleatoria. A los voluntarios se les indicó que rastrearan la pelota con sus ojos y que decidieran si la pelota entraría u omitiría la jaula; para interceptar el pase tenían que tocar la pantalla con el dedo índice de su mano dominante (acción «ir»). Si los voluntarios consideraban que la pelota iba a omitir la jaula, no tenían que tocar la pantalla (acción «no ir»). La pelota se lanzaba desde ángulos diferentes y aparecía en la pantalla durante breves períodos de tiempo, que iban de 100 a 300 milisegundos.
Los investigadores midieron las señales de posición de los ojos de los voluntarios, incluida la velocidad y la aceleración de los movimientos oculares, con un sistema de seguimiento por video. Los sensores unidos al dedo índice dominante registraban la posición del dedo durante todo el ensayo. El seguimiento ocular capturaba tanto los movimientos de «búsqueda suave», mediante los que los ojos siguen de cerca un objeto en movimiento, como los movimientos más rápidos y bruscos, asociados a actividades como la lectura, llamados sacádicos. Los investigadores también analizaron la precisión de la decisión de intercepción de las acciones de «ir» y «no ir» de los voluntarios (mover o no la mano).
El equipo de investigación descubrió que «los movimientos oculares distinguían las acciones de ir/no en la fase incipiente del proceso de toma de decisiones, antes de que la mano comenzara a moverse». Los movimientos de persecución suaves, en particular, se correspondían con la precisión de la decisión de interceptar la pelota o no y el momento en el que empezar la intercepción. «Este hallazgo remarca que los movimientos oculares pueden indicar acciones del tipo ir/no ir antes de ejecutar los movimientos de las manos», anotaron los investigadores. «Los movimientos oculares se producen de forma natural y espontánea y eso puede abrir nuevas vías para estudiar los procesos de toma de decisiones en escenarios del mundo real».