VISTA vs VISIÓN

La vista es nuestra capacidad de distinguir detalles pequeños, bien sea de lejos o de cerca. La vista no es suficiente para tener una buena visión, aunque sí necesaria.

La visión es el proceso mediante el cual, aquellas imágenes que percibimos con la vista, son desgranadas para analizarlas y situarlas en un contexto o espacio, dándoles un sentido. Para ello, se ponen en marcha diversos mecanismos visuales, llamados habilidades visuales, que se desarrollan de manera natural durante los primeros 8 – 12 años de nuestra vida. En el caso de no hacerlo, pueden entrenarse para mejorarse siempre y cuando el fallo sea funcional.

En el proceso de la Visión están implicadas una serie de habilidades que se van aprendiendo desde el nacimiento y se desarrollan en paralelo junto al proceso de ANDAR y HABLAR. Necesitamos entre 8-12 años de nuestra vida para completar el desarrollo completo de la Visión.

Algunas de estas habilidades son:

  • Agudeza Visual: discriminación fina de imágenes en visión de lejos y cerca.
  • Motilidad Ocular: movimientos oculares para seguir un objeto en movimiento o saltar de un punto a otro del espacio.
  • Acomodación: enfocar a distintas distancias.
  • Binocularidad: coordinar y alinear los ojos para obtener una imagen única.
  • Estereopsis: percibir imágenes en tres dimensiones.
  • Integración visuo-motora: coordinar el movimiento ocular con el movimiento de las manos.
  • Visión espacial: reconocimiento visual del espacio y de las relaciones espacio-temporales.
  • Integración visuo-auditiva: coordinar la información auditiva con información visual.
  • Percepción Visual: interpretación de la información visual, reconocimiento de imágenes, memoria visual, visualización…

A través de la Visión el niño/a determina: colores, formas, grosores, texturas, limites espaciales, velocidades, ritmos, visualiza palabras, sonidos, imágenes, conceptos, se proyecta en el espacio y en el tiempo.

Todo lo que el niño ve, como lo interpreta y la velocidad y habilidad de reconocimiento visual, determina la mayoría de las actividades de respuesta.

El desarrollo de la visión no se produce de forma aislada, sino que lo hace paralelamente al desarrollo motor del individuo.

Por ejemplo, el bebé inicialmente prestará atención a los objetos cercanos (madre, padre, sus manos, biberón, …) y posteriormente, a medida que el desarrollo motor permita los movimientos por la habitación se fijará, buscará, objetos más lejanos. Además, le permitirá tener conciencia del espacio, su posición y de la relación espacial de los objetos.

Todas estas experiencias le van a permitir equilibrar su sistema de enfoque, coordinar y hacer precisos los movimientos oculares, adquirir la conciencia de la percepción espacial y que la interpretación de la información visual se produzca de forma correcta. Por eso, una de las tareas de los padres será permitir libertad en los movimientos y exploraciones que proporcionen, mediante los estímulos adecuados, la experiencia suficiente para la adquisición de conceptos básicos como las distancias, texturas, tamaños, formas, etc, fundamentales para aprendizajes posteriores y más complejos como son la escritura y la lectura.

Cuando el individuo no ha “aprendido” a establecer las conexiones neurológicas de forma adecuada se van a producir alteraciones o déficits en el procesamiento de la información visual.

Actualmente las exigencias visuales son muy grandes, las prisas, la competitividad, la necesidad de pasar muchas horas sentados y frente a un ordenador, hacen que sea relativamente frecuente la existencia de problemas de aprendizaje y de atención en edades tempranas, así como problemas de rendimiento en etapas adultas. En muchas ocasiones los fracasos se deben a una mala percepción y procesamiento de la información visual.

Se pueden evaluar las diferentes áreas implicadas en la visión y determinar que partes del proceso necesitan un “nuevo aprendizaje”. Esto es posible gracias a una serie de pruebas especificas que realiza un Optometrista Comportamental. En caso de necesidad este podrá diseñar un plan de terapia con el fin de conseguir que el individuo perciba, procese y comprenda de forma más eficaz la información visual.

Las siguientes normas de higiene visual ayudan a mejorar los problemas visuales, no los resuelven totalmente, pero sí contribuyen a obtener un mejor rendimiento y una menor fatiga visual:

  1. Hay que sentarse correctamente: pies apoyados en el suelo y espalda derecha.
  2. Los muebles deben de ser apropiados: la silla debe de ser regulable en altura y la mesa de trabajo debe estar en un plano inclinado de unos 15 a 20°. Un niño necesita muebles especiales para niños.
  3. La iluminación es muy importante; hay que leer y estudiar con una iluminación en el techo y otra directamente en el plano de trabajo, que no dé directamente en los ojos, que no deslumbre y que no haga sombra al escribir. Colocar el flexo a la izquierda si la persona es diestra y a la derecha si es zurda.
  4. La distancia de lectura no tiene que ser demasiado corta, la distancia ideal es aproximadamente del codo hasta la primera falange del dedo medio.
  5. Al leer, los antebrazos han de estar apoyados sobre el plano de trabajo.
  6. No se debe leer con la cabeza, sino con los ojos. si esto no es así puede ser un signo de problema visual.
  7. Se debe situar la mesa de trabajo, a ser posible, delante de una ventana para poder mirar a lo lejos cada cierto tiempo.
  8. Interrumpir la actividad visual prolongada en visión próxima, levantando la cabeza o cambiando de postura.
  9. En cuanto a la TV y videojuegos se deben evitar brillos, nunca se debe de ver con la luz apagada, ni demasiado cerca, ni tumbado en el suelo, y no más de 1 hora diaria.
  10. La dieta alimenticia debe ser rica en vitamina A (leche, zanahorias, ciruelas, yemas de huevo), verduras y frutas.
  11. Son recomendables las salidas al campo, a espacios libres o abiertos.