Jessica García, es la nueva Socia Clínica de SIODEC. ¡Enhorabuena, Jessica, por haber superado esta primera fase de acreditación de la excelencia profesional de SIODEC! Gracias por tu profesionalidad, rigor y por el trabajo incansable y sistemático mostrados en el proceso.
Cuando Jessica tenía 15 años dio con un libro en el que se explicaban cada una de las carreras y le llamó la atención la diplomatura de óptica y optometría, según ella «fue un flechazo». Es a partir de ese momento, cuando empezó a interesarse cada vez más por la óptica física, las ayudas ópticas y las enfermedades oculares sobre las que escuchaba en los medios de comunicación.
Al acabar el Máster, empezó a trabajar y sentía que no podía quedarse ahí, que necesitaba algo más. «Toda la ilusión que había tenido al empezar en la universidad no podía quedarse ahí», explica Jessica.
Entonces descubrió la optometría comportamental y se dio cuenta de que era diferente a lo que estaba haciendo en la óptica en la que trabajaba. «La verdad es que empecé en este mundo sin saber dónde me metía ni con lo que me iba a encontrar, pero me volví a enamorar», comparte con nosotros.
Para Jessica «SIODEC es una familia de grandes profesionales unidos por la pasión de cambiar vidas a través de la optometría». Añade que «una de las cosas que más me fascina, es el afán que tenemos por seguir aprendiendo y buscar ese clic en el paciente para poder ayudarle».
Cuando le preguntamos cómo definiría la optometría comportamental, nos contesta que para ella es «profundizar, ir a la raíz, y tener la máxima información para entender la visión del paciente». Todo ello, para «poder guiarle en su aprendizaje» y acompañarle en el proceso de descubrimiento de su visión.
Jessica comparte con nosotros que fue una niña con dificultades de aprendizaje a la que le aterraban los exámenes e ir a clase. Haber superado el proceso de socio clínico, siendo también un proceso de autoevaluación de su trabajo, «es una gran satisfacción de la que me siento muy orgullosa, es superarme a mí misma».
Jessica anima a todos sus compañeros a que empiecen el proceso de socio clínico dado que «es otra forma de encontrar ese high level como profesionales de la visión, de demostrar que con la terapia visual ayudamos a muchos pacientes y de validar nuestro trabajo».
A Jessica le ilusiona poder dar a conocer que hace bien su trabajo y que «ha sido reconocido por optometristas de mucho prestigio, como mi mentora, Marta Cabranes, o el comité de corrección».
Le preocupa, o mejor dicho, le inquieta saber «qué va a ser lo próximo». De hecho, su próximo objetivo es empezar el proceso de fellow. «No me puedo estar quieta, quiero seguir creciendo y aprendiendo cada día de mi gran pasión, que es la optometría comportamental y la terapia visual», concluye Jessica.