Entrevista con Jessica García, óptica-optometrista especializada en terapia visual y directora del centro Duovisión Optometría.
¿Cuál fue su principal motivación para entrar en el mundo de la óptica-optometría?
Cuando tenía 15 años vi un libro donde venían explicadas cada una de las carreras y me llamó la atención la diplomatura de óptica y optometría, se podría decir que fue un flechazo.
A partir de ahí me empecé a interesar cada vez más por la óptica física, las ayudas ópticas y las enfermedades oculares que iba escuchando en los medios de comunicación.
¿Y qué impulsó su interés por el enfoque comportamental y la terapia visual?
Al acabar el máster empecé a trabajar en una óptica y sentía que no podía quedarme ahí, que necesitaba algo más. Toda la ilusión que había tenido al empezar en la universidad no podía quedarse estancada.
Entonces descubrí algo que se llamaba optometría comportamental y era diferente a lo que estaba haciendo hasta ahora. La verdad que empecé en este mundo sin saber dónde me metía ni con lo que me iba a encontrar, pero me volví a enamorar.

En su ponencia, que expondrá junto a Marta Cabranes, van a presentar un caso clínico. ¿Puede explicarnos más a fondo en qué consiste y las particularidades que tuvo?
El caso clínico que vamos a presentar es de un paciente diagnosticado con problemas de aprendizaje aún siendo un niño “de dieces” en la escuela, pero con muchos síntomas. Vamos a hacer un seguimiento de la evolución analizando una prueba que realizamos algunos optometristas comportamentales, la Estrella de Van Orden. Fue el primer caso de estas características que realicé al abrir mi clínica.
En relación con la pregunta anterior, ¿Cómo cree que puede ayudar a los socios de SIODEC y a los profesionales que vayan a atender el Congreso conocer este caso?
Cada paciente es diferente al resto, esa es una de las cosas más especiales de nuestro trabajo. Por lo que poder compartir un caso clínico da siempre nuevas ideas y diferentes puntos de vista al resto de compañeros.

Usted es socia clínica de SIODEC ¿Qué impacto tuvo este proceso en su carrera profesional y su forma de ver la disciplina?
Ha sido conseguir un objetivo más como profesional, dar a conocer que nuestro trabajo es importante, que detrás de SIODEC hay grandísimos profesionales del mundo de la optometría y que todo el esfuerzo que realizamos con las formaciones y dejándonos la piel con cada paciente vale la pena.
¿Qué les diría a todos aquellos socios generales que todavía no han dado el paso para convertirse en socios clínicos?
Es una experiencia muy gratificante y otra forma de encontrar ese “high level” como profesionales de la visión, de demostrar que con la terapia visual ayudamos a muchos pacientes y de validar nuestro trabajo.