En SIODEC contamos con una nueva Socia Clínica: Ainhoa Ugarte, a la que agradecemos el esfuerzo y la autoexigencia así como la infinita pasión invertida en el proceso. Y todos queremos darle la enhorabuena por haber superado la primera fase de acreditación de la excelencia profesional del recorrido didáctico, basada en el aprendizaje y el crecimiento profesional. ¡Felicidades!
Cuando le preguntamos por qué decidió dedicarse a la optometría, Ainhoa comparte con franqueza que no fue una decisión muy consciente; «cuando tienes que elegir una carrera con 17 años, raramente tienes claro a lo que quieres dedicarte, o al menos en mi caso, así fue.» Al final, decidió irse a algo conocido y estudiar óptica-optometría porque en su familia ya había optometristas, que incluso aplicaban procedimientos de terapia visual, y a día de hoy está convencida de que tomar esa decisión fue un acierto.
Ainhoa comparte con nosotros que lo que le impulsó a unirse a SIODEC fueron las ganas de seguir aprendiendo y la fe en lo aprendido, pues le hablaron de SIODEC en el curso del Dr. Robert Sanet y Pilar Vergara y no dudó unirse a SIODEC ni por un momento.
Para Ainhoa SIODEC es «una puerta a la formación, a la diferencia profesional y a la posibilidad de conocer excelentes profesionales de los que aprender y con quien poder compartir impresiones y, sobre todo, la ilusión y la pasión por tirar para adelante con esta profesión que hoy en día todavía tiene que superar grandes obstáculos para poder avanzar y que se nos reconozca.»
La Optometría Comportamental «es una filosofía de vida», dice Ainhoa. «A mí, personalmente, me dio la vuelta como un calcetín y gracias a ello, tengo hoy mi propio centro y trabajo para mí, con todo lo que ello implica, ¡pero feliz!»
El proceso de socio clínico ha supuesto para ella una gran satisfacción. Nos confiesa que le costó tiempo, porque «entre el confinamiento y la situación tan complicada que estamos viviendo, lo dejé y retomé en dos ocasiones, por lo que al final fue un reto más allá de lo que aprendí. Además, tuve la suerte de que el tutor que me acompañó, fue un cielo y me ayudó y animó un montón.»
Ainhoa quiere animar al resto de sus compañeros a que empiecen el proceso de socio clínico porque «he aprendido un montón y no me ha parecido difícil, ya que me he sentido “recogida” en todo momento. Creo que es un pequeño esfuerzo que genera una gran recompensa.»
Asimismo, comparte con nosotros que esta nueva etapa de socio clínico ha supuesto para ella un empujón para seguir trabajando con ilusión cada día. «Estoy deseando de que llegue la oportunidad de retomar la formación presencial y seguir aprendiendo y reciclándome».
Cuando le preguntamos por el proceso de fellow, nos comenta que sin duda se animaría a empezarlo porque «todo lo que sea enriquecerse y avanzar… es otro reto profesional y personal.»